Los fundadores de todas las grandes religiones enseñaron la espiritualidad, sin embargo, religión y espiritualidad no son lo mismo. Cuando a mi maestro espiritual le preguntaron si pretendía empezar una nueva religión, respondió:
“No estoy interesado en la religión, estoy interesado en los seres humanos, en la meta de los seres humanos y en la forma de reducir la distancia entre los dos.”
Muchas religiones pueden afirmar lo mismo, pero la realidad es que muy frecuentemente la espiritualidad enseñada por los fundadores de esas religiones se ha perdido, u oscurecido por el dogma y el ritual. Hay profundas diferencias entre las enseñanzas de Cristo y las prácticas de la corriente principal del cristianismo, entre lo que Krishna enseñó y el hinduismo, entre las enseñanzas de Buda y el budismo. A través del tiempo se han desarrollado divisiones al interior de las religiones, que a veces han provocado persecución e incluso guerra. Cuando revisamos los periodos más oscuros de la historia religiosa, es difícil creer que la gente pudiera apartarse tanto de las enseñanzas de sus grandes preceptores. El mensaje original era espiritual, pero en mayor o menor grado ese espíritu se ha diluido o perdido a través de traducciones e interpretaciones equivocadas, a través de la pérdida de las prácticas espirituales de meditación, a través de los intentos de individuos menos evolucionados por cubrir los conceptos espirituales en el dogma y a través de religiones que se convierten en instituciones religiosas y políticas.
Al interior de todas las religiones principales hay tradiciones místicas que incluyen muchas de las características de la espiritualidad, pero son la excepción más que la regla. No representan la corriente principal de la religión y en muchos casos han sido inclusive tachadas de herejías y la propagación de dichas enseñanzas ha sido con demasiada frecuencia premiada con la persecución.
Lo que nos ha quedado de nuestras varias religiones es una confusa mezcla de verdad y dogma. Si queremos tamizar los elementos espirituales, es importante entender las diferencias reales entre la espiritualidad y el dogma religioso. Con el paso del tiempo, estas diferencias con las religiones de corriente principal se han vueltas cada vez más distintivas:
a. La espiritualidad es teísta y tiene y un concepto altamente desarrollado y racional de Dios o Conciencia Infinita. El dogma religioso puede ser teísta como en el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, o ateísta como el budismo, el shintoismo y quizás el comunismo también. Las religiones dogmáticas generalmente tienen ya sea un concepto de Dios poco desarrollado e irracional, o no tienen ningún concepto de Dios en absoluto.
b. La espiritualidad no es dualista, y establece que el propósito de la vida humana es fundirse uno mismo (el sentimiento de “Yo”) en la Conciencia Infinita. Las religiones teístas tienden a ser dualistas, proponen una separación fundamental entre Dios y el mundo y la creencia de que el propósito de la vida humana es entrar en una relación con Dios e ir al cielo después de morir.
c. La espiritualidad es práctica y puede ser experimentada y realizada por medio de la práctica de la meditación espiritual. El enfoque es hacia el interior, llevando al practicante hacia una comprensión personal. Las religiones por otro lado, enfatizan fe y credo, y aunque enseñan a la gente diferentes tipos de oración, la mayoría de la práctica actual se centra en lo externo, incluyendo rituales, festivales y ceremonias.
d. La espiritualidad es un estilo de vida que elegimos y está integrada en todos los aspectos de la existencia de una persona. Mucha de la religión es ritualista, y generalmente es un parte compartimentado de la vida de la persona, practicada principalmente en templos e iglesias.
La religión puede servir a su propósito apropiado de liberar a sus fieles de la ignorancia y la oscuridad espiritual, solo hasta el grado que se siga fiel a su espiritualidad original.