La vida de una persona se vuelve mecánica si esta abrumada por el sentimiento de que debe hacer tales acciones, brindar tal servicio, levantarse de tal manera y sentarse de esta otra, levantarse de esta otra y así sucesivamente.
Por esta razón tal ritualismo no puede ser llamado Karma verdadero (acción correcta).
Servir a los demás a costa del propio sacrificio se denomina penitencia…
En ausencia de amor, el servicio rendido y la penitencia sufrida solo para exhibirse son infructuosos. Toda devoción ritualista, penitencia fingida, rezo de rosario, etc., es solamente para mostrarse públicamente. El verdadero Amor y la Meta Suprema se pierden de vista.
El Supremo no puede ser alcanzado a través de ninguna acción exhibicionista puesto que en los pensamientos ritualistas falta la dulzura de la felicidad.
La Bienaventuranza Divina es fácilmente alcanzable solo para quienes basan su práctica espiritual (Sadhana) en el Amor.
Colección «Subha’s’ita Sam’graha», Tomo I, 114